sábado


COMPARACIÓN DE CARTAS


Al interpretar el horóscopo, la astrología se transforma en arte y, aunque el arte requiere técnica, a su debido tiempo, el artista debe absorber los tecnicismos y seguir su instinto.
La sinastría, como parte de la astrología, requiero exactamente el mismo proceso de asimilación de las piezas astrológicas; primero hay que interpretar las cartas individuales y luego los aspectos de la comparación.  Sin embargo el que haya que aplicar una técnica al estudio de las relaciones no debe oscurecer el hecho de que dos personas se unan implica una conexión “química” y “espiritual”, un mezclarse las esencias personales que está más allá de la visión de una carta natal.
Por ello, mucho de lo que el individuo necesita experimentar a nivel interior se refleja en sus relaciones. Aunque haya contactos difíciles y tensos entre dos cartas, eso no quiere decir que la relación no pueda ser gratificante o satisfactoria o que las dos personas no están “hechas” una para otra. 
Es absolutamente esencial examinar cada carta para ver el potencial que tienen para relacionarse, antes de embarcarse en una sinastría.  Otro factor importante que hay que considerar es la edad y la historia de las personas en cuestión.  La madurez, por supuesto, no es garantía de conocimiento, pero Saturno tiene mucho que ver con ese proceso.  Hacia la edad de veintinueve años (y entre los cincuenta y ocho y sesenta, igualmente), Saturno vuelve a su posición natal.  Cuando llega a ese punto, se intensifican los efectos del Saturno natal (incluyendo todos sus aspectos).  El retorno de Saturno marca el final de un gran ciclo de la vida, pero también el comienzo de otro, y por ello no debe sorprender que muchas relaciones “se vayan a pique” durante el Retorno de Saturno de uno de los dos miembros de la pareja.  Casi todas las relaciones nacidas antes pasan en ese momento por un período de ajuste.  En contrapartida, hay mucha gente que se casa hacia la edad de veintinueve años.

En un horóscopo, los símbolos representan los diversos niveles de la personalidad del sujeto, incluido el prototipo de su pareja.  Por ello, es muy importante que la carta de la pareja refleje las cualidades que busca el otro (y viceversa).
El Sol, la Luna, Venus y Marte, que son los principios masculino / femenino de la carta, son factores clave para conocer lo que se desea y lo que se necesita en las relaciones.  Los aspectos a estos planetas, además de representar rasgos y dimensiones del carácter del sujeto, indican qué tipo de experiencias busca en las relaciones.  Por ello, la pareja que refleja esas cualidades en cierto sentido está ayudando al sujeto a relacionarse con ese aspecto de su psiquismo.

Los aspectos más exactos, en la comparación de cartas, realzan los rasgos más importantes de la relación. Cuanto más exacto sea un aspecto, mayor será su influencia.

El aspecto entre el regente del Ascendente (o Descendente) de uno y el regente del Ascendente (o descendente) del otro es muy importante.  Realmente, si esos dos planetas hacen un trígono o un sextil entre ellos (y a veces la conjunción o la oposición, según el planeta), sí es un indicio excelente de felicidad y compatibilidad entre los dos.

En una pareja, los contactos Sol / Venus (sobre todo la conjunción, el trígono, el sextil y la oposición) son excelentes indicadores de atracción y de afecto.  Efectivamente, una de las configuraciones que indican la pareja ideal es cuando el Sol de la mujer cae sobre la Venus del hombre (y viceversa).

Otra indicación de la pareja ideal es cuando el Sol del hombre cae sobre el Marte de la mujer (y viceversa).

Cuando el Sol de un hombre cae sobre el Marte (o el Sol) de una mujer, él está respondiendo directamente a sus necesidades; lo mismo ocurre con Venus (y la Luna) en la carta de un hombre.

Los signos que ocupan el Sol y la Luna en cada carta y los intercambios entre ellos es otra cosa importante que hay que considerar en la comparación de cartas.
En realidad, lo que significa clásicamente armonía en la pareja es la conjunción de la Luna de la mujer con el Sol del hombre. Esto también es válido a la inversa, cuando la Luna del hombre está en conjunción al Sol de la mujer.  Por supuesto que la conjunción es el aspecto más fuerte, pero un aspecto exacto de sextil o de trígono entre el Sol de uno y la Luna de otro puede indicar también atracción, armonía y compatibilidad.  Los signos en que están situados el Sol y la Luna son factores muy importantes que hay que considerar.  Aunque no haya ningún aspecto de hecho entre esos dos cuerpos planetarios, el intercambio de los signos, elementos y cualidades da mucha luz sobre la relación.
La oposición del Sol de uno a la Luna del otro suele producir un mecanismo de atracción dentro de la pareja, pero la cuadratura, aunque marca una fuerte atracción inicial, invariablemente causa problemas más tarde en la relación.

Los aspectos de los planetas exteriores de un miembro de la pareja al Sol del otro miembro son siempre interesantes y pueden tener mucha fuerza.  Con Urano suelen implicar atracciones repentinas, magnéticas (sobre todo las conjunciones).  Aunque si hay demasiados contactos de Urano, la relación puede ser más bien impredecible y de poca duración. Una persona cuyo Sol recibe aspectos del Neptuno de otra suele sentirse cautivada por la que tiene a Neptuno, la cual le inspira y siente simpatía con ella.  Neptuno puede indicar sentimientos muy espirituales entre dos personas, pero no hay que olvidar que la otra cara de Neptuno es el engaño y la confusión, por lo cual el que tiene a Neptuno puede abandonar al otro o echar abajo su propio respeto y su confianza en sí mismo.  Los contactos de Plutón al Sol de otra persona son profundos y transformadores.  El que tiene a Plutón estimula el crecimiento del que tiene al Sol, a nivel interno y externo.  Como todo contacto de Plutón con un planeta personal suele ser muy intenso, estos contactos pueden elevar considerablemente el nivel de las relaciones o pueden indicar la presencia de conflictos del ego y de lucha por el poder.

Cuando se trata de matrimonio o de cualquier relación afectiva a largo plazo, la relación planetaria más importante que hay que considerar el la de las Lunas respectivas.  La Luna es instintiva y reactiva; indica cuáles son los sentimientos y las sensaciones de cada persona.  Cuando los dos Soles están en signos conflictivos, los dos sujetos pueden experimentar choques de las personalidades, pero se exteriorizan y se llevan con más facilidad.  Pero otra cosa es cuando la Lunas están en signos conflictivos o forman aspectos difíciles.  Cuando ello ocurre, ninguno de los dos miembros se encuentra “a gusto” con el otro.  La reacción emotiva que necesita cada individuo no halla respuesta en el otro y, como cada uno vive una experiencia no-racional y totalmente subjetiva, no hay intercambio verbal ni razonamiento objetivo capaz de modificar esa situación.

Una de las mejores combinaciones en sinastría es una buena relación entre la Luna y Mercurio.  Una conjunción entre Luna y Mercurio es mejor aún que entre los dos Mercurios, pero no tan fuerte como una conjunción Luna / Luna.  La Luna y Mercurio indican un entendimiento instintivo entre dos personas y un buen aspecto entre estos dos planetas hace mucho para la armonía y la duración de las relaciones, sobre todo cuando hay otros Inter-aspectos muy difíciles.

En el matrimonio o en cualquier relación amorosa, los buenos aspectos entre la Luna y Venus son una gran ayuda.  En la conjunción, el sextil o el trígono hay mucha consideración, mucho amor y mucha entrega mutua.  Realmente, los buenos aspectos entre Luna y Venus indican un feliz matrimonio.

Los aspectos entre la Luna y Marte pueden estimular la atracción sexual en la pareja, pero esta combinación puede producir también discusiones, desacuerdos, sobre todo si están en cuadratura o en quincuncio.  La conjunción es muy potente en el intercambio físico de la pareja; el sextil y el trígono presagian una buena cooperación en actividades compartidas.

Los contactos Luna / Urano en una pareja producen una atracción inicial muy fuerte. Las posibilidades de crecer emocionalmente de formas nuevas e insólitas están contrarrestadas por las tendencias igualmente inestables y excéntricas de Urano.  Con contactos Luna / Neptuno, una pareja puede sentirse sintonizada psíquicamente entre sí. Claro que Neptuno puede engañar y desilusionar.  Los aspectos Luna / Plutón pueden ser constructivos o destructivos, según la naturaleza de las personas en cuestión.  En cuadratura, quincuncio y oposición (y a veces en conjunción) pueden indicar que el que tiene a Plutón es intensamente posesivo del que tiene la Luna y que lo manipula emocionalmente. El trígono y el sextil conducen menor a las cualidades transformadoras de esta relación.

Los aspectos entre Venus y Marte y de otros planetas a estos dos, en la comparación de cartas, muestran el funcionamiento físico de las relaciones y cómo se mezclan y se complementan mutuamente el afecto y el deseo.
La comunicación es parte esencial para el éxito de una relación.  Aunque dos personas tengan dificultad en reaccionar instintivamente a sus mutuos sentimientos, o para comprender sus hábitos y su forma de hacer las cosas, mutuamente, es posible salir adelante si pueden comunicarse entre sí.  Por eso en sinastría, los aspectos de Mercurio son muy importantes.
Si las dos personas tienen a Mercurio en signos conflictivos o mal aspectados entre sí, tendrían tendencia a razonar de forma diferente y, además, su visión del mundo será radicalmente diferente. Por lo tanto, con valores diferentes y distintos puntos de vista sobre la forma de abordar las decisiones, tendrán una relación con muchas discusiones y muchas dificultades.

Los contactos de Júpiter en una pareja amplifican la relación a todos los niveles; pero no hay que perder de vista que a menudo puede tender al exceso (sobre todo cuando Júpiter está en oposición, cuadratura o quincuncio con los planetas personales de la otra persona.)

El papel de Saturno en las relaciones es muy significativo.  En realidad, en muchos casos, una relación se mantiene o se echa a perder según la capacidad de incorporar a Saturno.  Claro que depende mucho de la posición de este planeta en cada carta individual.  En su libro Saturno, Liz Greene afirma: “lo que solemos olvidar respecto a las relaciones es que no las formamos para ser felices; las formamos para completar algo que esta incompleto...”   La felicidad brota de un sentimiento de equilibrio y armonía dentro de uno mismo (un estado que requiere conocimiento y aceptación de uno mismo).  Las relaciones son un proceso por el cual se adquiere dicho conocimiento.  De esa manera, cada miembro de la pareja se convierte en una fuente para completar lo que está incompleto.  Puede ser insistir en ello, pero al ver las propias cualidades en otra persona (sobre todo las que no nos gustan), al tratar con ellas y al reconocerlas finalmente como propias, se adquiere conocimiento propio y se da un paso hacia la creación de equilibrio y armonía interiores, ¡de lo cual deriva la felicidad!
Aunque cuesta considerar a Saturno como un planeta sinónimo de la idea de felicidad, no deja de ser por eso la “puerta” y el camino hacia ella.  Liz Greene concluye diciendo que es “este proceso de mutuo crecimiento mediante el despliegue gradual del conocimiento de sí mismo lo que pone el campo de las relaciones humanas bajo la influencia de Saturno”.

La importancia del eje nodal se manifiesta de dos formas.  En primer lugar, cuando las progresiones o los tránsitos de la carta natal tocan estos puntos, sincronizan con etapas importantes de la vida del sujeto.  En segundo lugar, en sinastría, cuando los planetas de una persona entran en contactos con el Nodo Norte o Sur (sobre todo conjunción), indican que se trata de una relación importante y llena de significado.


Por último, en sentido amplio, la presencia de los planetas de una persona en las casas de su pareja matiza los tipos de experiencia definidos por las casas en cuestión.  Por ejemplo,  si el Sol de uno cae en la casa quinta del otro, el primero se implicará activamente en los esfuerzos creativos de la pareja de casa quinta.  Sin embargo, si el Saturno de la pareja se encuentra en la casa quinta del otro miembro, el que tiene a Saturno tenderá a limitar y controlar la auto expresión del otro.


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